¿INFLUYE LA ESTACIÓN DEL AÑO EN LOS CASCOS DE LOS CABALLOS?

¿INFLUYE LA ESTACIÓN DEL AÑO EN LOS CASCOS DE LOS CABALLOS?

Tras el verano, los cambios bruscos de temperatura que se producen en otoño, pueden afectar negativamente a nuestro caballo, de ahí que al comienzo de esta estación sea aconsejable cambiar de pautas alimenticias y efectuar una serie de controles preventivos que nos asegurarán un otoño y un invierno tranquilos. Los aficionados a los caballos saben muy bien que el otoño requiere de cuidados especiales en los animales, sobre todo derivados de los bruscos cambios de temperatura ambiental, circunstancia que afecta de forma importante a los caballos, cuyos organismos siempre necesitan de un periodo de adaptación a las nuevas circunstancias climatológicas.

Por otro lado, en otoño hay que extremar la revisión de los pies y cascos de los caballos. Es aconsejable para prevenir que puedan aparecer problemas de arestines, laminitis, cuartos, etc. Si los caballos han estado descansando, es importante comprobar el estado de los cascos y las herraduras, por si fuera necesaria su ajuste o sustitución. La limpieza y control de los cascos nos permitirá valorar si nuestro caballo precisa del aporte de algún nutriente específico para fortalecerlos.

Lo cierto es que los cascos de los caballos experimentan cambios al pasar de la época seca a la época de lluvias. Es muy común cuando empiezan las lluvias, que los caballos pierdan herraduras fácilmente y en número superior a lo normal. Los cascos, con la humedad se expanden y es preciso ajustar el herraje colocando herraduras más anchas, facilitando esa expansión. El cambio en la forma y el tamaño del casco se produce muy rápidamente, cuando el casco empieza a expandirse, los remaches sobresalen en un solo día. Durante la época de lluvias, los cascos pueden aumentar una talla de herradura. Ocurre igualmente en sentido contrario, al pasar de la húmeda a la época seca, aunque la pérdida de herraduras no es tan acusada. Una herradura desajustada puede convertirse en tremendamente perjudicial.

Conservar el casco en buen estado es más fácil que curarlo cuando está enfermo

Grasa para cascos de caballos 100% naturalEs necesario conservar el barniz protector de la tapa; dejar a los pelos de la corona la suficiente longitud para que recubran y protejan el perioplo; favorecer la elasticidad del pie por un ejercicio suficiente; dar de cuando en cuando humedad al casco… La limpieza de los cascos debe hacerse diariamente, y lavándolos con agua para eliminar todo el barro o estiércol que tengan. Debe aplicarse grasa para cascos regularmente y vigilar muy especialmente los de córnea seca, vidriosa o encastillados y los que tengan mal olor y humedad en la ranilla, a los que deberá aplicarse un antiséptico.

No todo el mundo opina igual sobre el uso de las grasas, ungüentos y otros productos para el casco. Hay quienes piensan que son inútiles, porque muchos caballos con quienes se emplean estos métodos, no dejan por eso de padecer de los cascos. Nosotros no estamos de acuerdo pero, de lo que no cabe duda es que tener los caballos sobre estiércol reseca los cascos, afloja las tapas y las despega del saúco. Limpiar y lavar los cuatro pies del caballo diariamente con agua fresca humedece la corona, le ayuda a crecer con más facilidad y es el protector más eficaz que puede emplearse.

Finalmente, rompemos una lanza por un oficio que no siempre recibe el reconocimiento que merece : los herradores. Es interesante hacer referencia a que, al contrario de lo que muchos creen, los árabes ponen casi siempre herraduras a sus caballos. Bien en los anteriores, bien en los cuatro pies, según el terreno que habitan. Los que hierran los cuatro cascos son los habitantes de los parajes pedregosos, que son la mayoría. En la primavera, cuando los envían a los pastos, tienen la costumbre de quitárselas, porque dicen que no se debe poner obstáculo a la renovación de la sangre, que se verifica en esta estación.

Casi todo el mundo conoce el dicho : “sin casco, no hay caballo” pero también hay otro dicho que viene a cuento : “no hay casco malo si el herrador es bueno, ni casco que sea bueno, si el herrador fuese malo”. El buen herrador no tiene precio. Siempre que se trate de conservar los cascos del caballo, lo primero será contratar un buen herrador. El caballo con cascos enfermos, jamás sanará mientras no caiga en manos de un experto.

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